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Si viajas diariamente en transporte público al trabajo o a la escuela, lo más económico y conveniente es invertir en un abono de transporte. Son pases especiales conocidos como «IC cards» (en inglés «integrated chip») que responden a un lector que abre las puertas al andén del tren o permite subir al bus. Estos billetes-abono pueden irse renovando por determinados periodos de tiempo. Por lo general duran un, tres o seis meses y hay de dos tipos: el de trabajo y el académico. Si adquieres este último gozarás de un descuento adicional por ser estudiante, pero deberás presentar tu tarjeta de estudiante al realizar la compra.
Hacerse con un pase es sencillo, puede conseguirse en cualquier oficina o máquina de venta de billetes de una estación. Si se hace la compra en una oficina será necesario rellenar un formulario detallando la ruta a tomar y la información básica personal (nombre, edad, género, dirección y número de teléfono), para posteriormente entregar al personal de la oficina. Nombre, edad, género y a veces número de teléfono se imprimen en el pase a fin de que puedan identificar al propietario si se extraviara.
A pesar de que la tarjeta IC únicamente será válida para la ruta especificada en el momento de la compra, también es posible utilizarla para viajes en tren y bus fuera de dicha ruta. Para desplazarse así hay que cargar la tarjeta IC con efectivo (también sirve tarjeta bancaria) en una máquina de venta de billetes en la opción «charge» (cargar); de este modo se puede seguir usando el pase fuera de ruta sin la molestia de tener que ir comprando billetes por separado.
Otra función muy práctica es el ajuste automático de tarifa al bajar del tren. Esto quiere decir que si entras en una estación con tu pase pero luego decides salir de la ruta establecida puedes pagar la diferencia (el tramo del viaje que no está incluido en el abono) en la estación de destino, antes de salir. En la misma salida del andén hay máquinas de ajuste automático de tarifa, en las cuales puedes introducir tu tarjeta IC y usar efectivo o una tarjeta bancaria para pagar la diferencia.
Pero las ventajas de la tarjeta IC no se limitan sólo al transporte. También es posible utilizarla para pagar en máquinas expendedoras o en un creciente número de restaurantes y tiendas. Es más, muchas tarjetas de crédito han empezado a añadir la función adicional de actuar como pase IC, de tal modo que los usuarios pueden comprar y moverse por la ciudad con una misma tarjeta. Incluso se puede configurar para que se recargue automáticamente cuando el dinero restante del pase empieza a agotarse.
En conclusión, si estás en Japón por más de un mes una tarjeta IC es la opción más barata para desplazarte, además de que te hará la vida mucho más fácil. Se puede usar en todas las regiones de Japón por lo que es un artículo básico para cualquiera que esté trabajando o estudiando en el archipiélago nipón.
KR Svich